En el marco de las actividades de extensión y relacionamiento con la ciudadanía, la AUF (Asociación Uruguaya de Fútbol) organizó un concurso de cuentos inéditos, denominado "Un cuento celeste". Concursan escolares y liceales agrupados en categorías, con cuentos que -obviamente- deben tocar temáticas relacionadas al fútbol y la selección nacional.
En ese marco, una estudiante del Notre (Sofía Aguerre) fue una de las ganadoras en la categoría de 1º a 4º de Secundaria. FELICITACIONES!!!!
El misterio jamás revelado de 1983 (Sofía Aguerre - 1er. año)
En 1983, en la copa
América disputada en Brasil, Uruguay estaba teniendo ventajas, con muy buenos
partidos. Los uruguayos estaban muy contentos, pero no los países que
perdieron, por lo que comenzaron a conspirar en contra de Uruguay, pero los
jugadores eran demasiado buenos, y siempre lograban salvarse de las trampas de
los otros equipos. Entonces, cuando se supo que Uruguay jugaría la final contra
Brasil, los brasileros se asustaron, y decidieron enviar una infiltrada para
que fotografiara los movimientos de los jugadores y los saboteara.
- Entonces…¿Usted es una
reportera?– pregunta el capitán del equipo uruguayo.
- Así es, necesito una
exclusiva con los jugadores, para poder promocionar su hermoso país, ya que, si
no lo sabe, soy extranjera - responde la infiltrada.
-Y… ¿Cuál es su nombre?
Ella mira un cartel de la
marca de ropa Zara, fundada en 1974, y responde:
- ¡Sara!
- ¿Sara? Será un placer que
entrevistes a mis jugadores estrella.
- Genial. Volveré mañana para
los entrenamientos. - y se fue, con una sonrisa maliciosa en su rostro.
Pasan los días, y cada vez se
acerca más la final. Los brasileros reciben mucha ayuda por parte de Sara, pero
creen que no es suficiente, por lo que convencen a esta de sabotear los championes
de los jugadores del equipo contrario, ya que estos confiaban en ella. Sara lo
hizo, y cortó las suelas de los zapatos con su trincheta, pero no se dio cuenta
de que alguien la estaba observando. Eran tres niños, que estaban escondidos
cerca de la cancha, apreciando cómo sus ídolos practicaban su deporte favorito.
Uno de los niños, Timmy, le dijo a los otros que se quedaran quietos y en
silencio, pero a Rudy, la chica del grupo, no le importó y se decidió a hablar
con Sara.
- ¿Qué haces? Sabes que eso está
mal ¿No? – le dijo Rudy.
- Lo que está mal es que tú y
tus amiguitos estén aquí, sin permiso, viendo cosas de otras personas que no
les incumben – respondió Sara de mala gana.
- ¿A quién le dices
amiguito?-dijo Rufo, muy enojado.
- Tú no te metas -respondió de
nuevo Sara cada vez más irritada.
- A ver, a ver, a ver, no tiene
sentido que nos peleemos entre nosotros. Si seguimos, llamaremos la atención, a
nosotros nos echarán de la cancha y a ti te culparán de sabotaje. Y eso no es
lo que quieren, ¿Verdad?- dijo Timmy, el más cauteloso e inteligente del grupo.
Todos se sorprendieron de la
madurez del niño, y decidieron hacerle caso, por lo que salieron todos juntos a
un pequeño patio que había cerca.
- ¿Y qué se supone que estabas
haciendo ahí dentro?- pregunta Rudy.
- ¿Pues qué crees? Ocupándome
de mis asuntos – responde Sara a la defensiva, sin ganas de explicarle sus
planes a unos simples niños.
- ¿Estabas saboteando? –
pregunta Rufo.
- ¿Quién? ¿Yo? ¡Claro que no! –
responde con una risita tonta.
- Supongamos que sí lo estabas
haciendo, te explicaré por qué no deberías. El futbol… - comienza a decir
Timmy.
- Simplemente es patético que
utilicen a alguien para hacer su trabajo sucio. ¿Acaso ellos son tan hipócritas
que no pueden ni encargarse de sus cosas?- lo interrumpe molesta Rudy.
- Bueno… ¿Saben qué?... Tengo
que irme - dice Sara y se va caminando.
Mientras caminaba por la
ciudad, Sara recapacitó sobre lo que estaba haciendo. ¿Seria correcto sabotear
un equipo, cuando hay tantas personas con fe en que ellos ganarían con honor?
En ese momento, no lo sabía. Al día siguiente, pasando por detrás del estadio,
vio a tres niños intentando colarse en el edificio por una pequeña ventana de
servicio. En seguida los reconoció, y llamó su atención para poder hablar con
ellos. Les contó su situación y todos juntos decidieron hacer un plan.
Llegó el gran día de la final.
Por todos lados se veían carteles invitando a las personas a ir al estadio
Maracaná a disfrutar del partido. Todas las personas y los jugadores uruguayos
estaban muy nerviosos. En cambio, los deportistas brasileros estaban muy
confiados en que Sara sabotearía los championes de los jugadores del otro
equipo. Los locutores presentaron a todo el equipo técnico que había hecho que
esta copa fuera posible. Entre ellos se encontraba Sara. Cada uno dijo un
pequeño discurso, hasta que llegó el turno de ella.
- Bueno, muchas gracias a todos
por invitarme. Esto para mí es un honor, pero debo decirles que no fui
demasiado sincera con ustedes…
Los jugadores del equipo
brasilero se pusieron nerviosos, y su entrenador le empezó a hacer señas a Sara
para que se callara.
- Primero que nada, mi nombre
no es Sara, sino Elizabeth Kingston, y no vine para ser reportera, vine como
una infiltrada del equipo de Brasil. Les pido disculpas a todos los que
confiaron en mí. Ahora me doy cuenta de que lo que hice está mal. No quiero que
me perdonen, pues hice algo demasiado malo. Solo quiero que entiendan que no
tenía la mente clara, pero, gracias a tres niños, me pude dar cuenta de que lo
que importa no es ganar en el juego, y hacer trampa para conseguirlo, sino
disfrutar de este deporte que nos une, nos hace ser felices y a veces hasta
llorar. Espero que algún día puedan perdonarme, y que el día de hoy solo haya
un partido honesto, en el que cada uno de ustedes pueda disfrutar. – terminó
Uruguay ganó el partido contra
Brasil dos a cero, y el equipo perdedor hizo todo lo posible por encubrir lo
que habían intentado hacer.
Hoy en día, no se sabe nada de
Elizabeth Kingston, ya que luego de la presentación desapareció sin dejar
rastro. Algunos dicen que se fue a Irlanda, a comenzar una nueva y sincera
vida. Otros dicen que sigue trabajando de infiltrada viajando por todo el
mundo. Pero la verdad, nadie la sabe. Esta historia se ha mantenido en secreto
por muchos años, pero para mí, ya es hora de revelarla.
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